Sin duda, la música es una de las mejores representaciones del arte; a través de ella se expresan los sentimientos más profundos donde el intérprete se refleja. En Ecuador hay grandes artistas y el talentoso Andrés Valencia se ha posicionado como uno de los máximos exponentes de la industria musical, cumple medio siglo de vida artística y lo celebrará con bombos y platillos el próximo 7 de febrero en el teatro San Gabriel. “Gané amigos, conocí, disfruté lugares y consolidé mi carrera, cantando”, manifiesta.
Talento y versatilidad desde siempre
En 1973 grabó su primer disco con arreglos de Julio Cármenes: Te quise, te quiero y te querré, aunque él fue parte de varias orquestas, desde joven. En el colegio cantaba en grandes festivales, “todos los ganaba”, dice. Experiencias que llenaron su vida. Fue finalista de la OTI en tres ediciones consecutivas. En 1975, en el festival voces de América en Nueva York obtuvo el primer puesto y muchos premios más en diferentes épocas. Andrés mantiene una memoria intacta que denota satisfacción, la música le ha dado alegrías y buenos amigos que aprecia y los tiene muy presentes en su vida, “estos son momentos que uno recoge para seguir respirando”. Sus primeros pininos artísticos fueron románticos, con boleros que siguen vigentes, listos para escucharlos y disfrutarlos en Spotify.
Éxito tras éxito
Incursionó en la música tropical por invitación de un amigo. Al grabar cumbia recibió una excelente propuesta desde Colombia, pues su timbre de voz caló a la perfección en este género e hizo un LP al que le siguieron dos más con canciones que pegaron fuerte en el Ecuador y afuera.
Las sugerencias por su calidad vocal seguían y decidió hacer su propia banda. Junto a PROSONIDO empezó la carrera y la representación de todo lo que hacía, escalando a la cima, forjando con la música una bandera de lucha constante.
En 1986 formó la recordada orquesta ANDRÉS VALENCIA Y LOS DUKES, grabó varios discos y el cariño de la gente creció. Entre sus preciados recuerdos están los ensayos en un sótano, “así nos forjamos, compartimos escenarios con grandes artistas como Rafael de España”, manifiesta. Con la banda cumplió 25 años e hizo giras a EEUU, estuvieron en el show de Don Francisco, en las Gatitas de Porcel, en los Ángeles y más. Su fama se extendió por todos lados.
Su nombre está ligado a los Dukes, con ellos creció mucho que llegó a recibir regalías y varios contratos, fueron años de éxito. El grupo se separó porque Andrés considera que la vida es muy corta, no veía a sus hijos y esposa. “La vida se compone de metas y cumplí la mía”. La separación fue en el 2012. Aunque han hecho algunos reencuentros muy emotivos.
Una gran herencia
Andrés comenta entusiasmado: “Me complace que los ex integrantes de Los Dukes formaron sus propios grupos y triunfan, fuimos los semilleros de nuevas propuestas, algo que me llena de orgullo. Azuquito, Batahola, Bamboleo, Bayana Band y La Academia, son algunos de ellos, todos tienen mi aprobación y buenos deseos”.
El 7 de febrero festejará a lo grande, su éxito se lo debe a su familia por soportar tanto vacío, pues la vida de un artista no es fácil, hay que sacrificar muchas cosas. “Para estar en la cima es importante tener salud, tener un público que respalde y aplauda”.
Su música está en plataformas digitales. La gente lo recuerda por su gran legado musical; mantiene fieles seguidores en el extranjero, muchos fans en Colombia y México. Él, ahora, está retirado y descansa, es un hombre realizado que siente que ha cumplido un ciclo con el público que lo respalda en cada paso que da y por donde vaya.
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